Tema 6: La experiencia de la arquitectura
Lugar
El Genius Loci es el conjunto de elementos que caracterizan e identifican un lugar. Es el espíritu del lugar y puede deberse esta caracterización a la mano del hombre o no. Puede tener que ver con lo físico, aspectos sociales, aspectos culturales…
Por ello, se dan distintos tipos de relaciones, las cuales ayudan exactamente a caracterizar e identificar ese lugar. Estas son: la relación de contraste, de yuxtaposición o abstracción. La arquitectura domina el paisaje o es ajena a él; la relación de camuflaje, de integración extrema en el paisaje; la relación orgánica, en la que se hace un guiño al lugar y la integración se hace mediante la reinterpretación de sus elementos, demostrando sensibilidad hacia él; y la relación contextual, la cual tiene que ver con el significado que expresa el edificio.
Espacio
En relación con el espacio, es cuando la arquitectura cobra el mayor de sus sentidos. Pues de cuál es su propósito, sino el crear distintos tipos de espacios.
“El objetivo de la arquitectura se divide en dos partes (…) la creación del espacio como tal y la creación de los límites de dicho espacio”
Alois Riegl
La finalidad de la creación de los espacios, al fin y al cabo, nace siempre de un mismo punto: la necesidad de protegerse del exterior. Y esto es algo que hemos podido observar y analizar a lo largo de la historia. Sin embargo, de la necesidad primaria de protección, la creación de estos espacios ha derivado en algo mucho más complejo, logrando crear ciertas diferenciaciones entre los tipos de espacios:
Espacio clásico: Este hace referencia al típico espacio cerrado y compacto, conocido desde los comienzos.
Espacio uniforme: Se trata de espacios abstractos, racionales, percibidos: no existen hasta que no se experimentan. Están muy vinculados a la función, solo existen si se utilizan.
Espacio contemporáneo: Todo el espacio del edificio es único y continuo. Nace el concepto de sección libre.
Función
Se construye con el propósito de cumplir una función donde se integran las diferentes actividades humanas de manera práctica y armoniosa. La funcionalidad es uno de los principios básicos que aplicamos en el diseño de nuestras construcciones, pues sostenemos que al cumplir con los requerimientos del proyecto de manera óptima, la estética surgirá naturalmente. Pero en realidad, la función no es el principal problema de la arquitectura. Hay que preguntarse qué habrá que construir para se satisfaga una función. Por ello, a lo largo de la historia encontramos distintos tipos de funcionalismo:
Funcionalismo mecanicista: Tiene sus raíces en la revolución industrial. Establece que la forma es consecuencia directa y mecánica de las funciones a las que está ligada y que dada su eficiencia, la belleza viene automáticamente.
Funcionalismo orgánico: La forma toma un sentido biológico y se adapta a las funciones vivas que deben realizarse en el medio, es decir, que se adapta a las actividades humanas y del medio social.
Funcionalismo moralista: Habla de la utilidad para un fin. Belleza y utilidad se aproximan tanto que llegan a confundirse.
Materialidad y estructura
Con el paso del tiempo y de manera simultánea, sociedad y avance son dos cosas que han ido de la mano, pues a lo largo de los años los distintos avances sociales han propiciado numerosos avances dentro de infinidad de campos. Es por esto, que en comparación con los materiales utilizados en un comienzo, el cambio que se ha producido con respecto a estos, ha sido brutal. La evolución de los materiales empleados en la construcción de viviendas y edificios, a su vez ha traído consigo potentes innovaciones a nivel estructural, pues formas que años atrás podrían parecer imposibles de proyectar en la realidad, a día de hoy se pueden ver en cualquier parte.
Pasamos de construir cabañas pasajeras y poco duraderas, a poder llevar a cabo inmensas obras de la arquitectura capaces de perdurar en el tiempo. Hemos sido capaces de aprender a manipular los distintos materiales que nos ofrece la naturaleza con el fin de sacarles el mayor partido. Hemos aprendido que dependiendo de qué es lo que utilizamos y cómo lo utilizamos, podemos ser capaces de expresar distintas cosas. El avance tecnológico en la construcción ha hecho que cambien nuestras prioridades a la hora de construir una vivienda, pues a parte de servir como refugio, es un lugar que debe cubrir ciertas necesidades de comodidad y utilidad.
Recursos derivados de las nuevas tecnologías como el Computer Aided Design (CAD), son los que a día de hoy han hecho posible las innovaciones respecto a las nuevas formas estructurales.
Nuevos métodos
La construcción de casas prefabricadas es algo que ya lleva algún tiempo en el mercado. Este procedimiento cuenta con la gran ventaja de que reduce los tiempos de fabricación.
Algo totalmente innovador, es la posibilidad de construcción mediante la impresión de los edificios, mediante una impresora 3D a gran escala. Esta nueva forma de concebir la arquitectura sería capaz de reducir los tiempos al mínimo, al igual que es una forma mucho más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Forma
La forma arquitectónica es la envoltura física a la solución espacial. La claridad y la coherencia son las cualidades que la arquitectura valora en el diseño de un edificio. El reforzamiento de conceptos es un aspecto clave para la planeación, para tratar de dotar al edificio de esas características. La arquitectura no es más que la unión de varios elementos que trabajan entre sí con el fin de darle forma a una idea. Pues de esta forma podemos asegurar que la arquitectura hace referencia a un todo complejo, el cual se nutre y está constituido a partir de una serie de reglas compositivas, las cuales configuran cómo será el resultado final.
Reglas compositivas
Ritmo: Es la secuencia o repetición de formas en el espacio. La secuencia marca el ritmo.
Axialidad: Elemento lineal que marca una dirección y distribuye el espacio o los elementos a su alrededor.
Simetría: Disposición regular de las partes o puntos de un cuerpo que figuran en relación a un centro, un eje o un plano.
Jerarquía: Relación de supremacía de un elemento sobre otros en base a un criterio establecido.
Módulo: Elemento unitario que sirve de unidad proporcional y que se repite a la misma escala o escalas distintas.
Retícula: Composición en base a una grilla de ejes que sirven de guía.
Movimiento: La irregularidad de las formas y las variantes del orden inspiran una idea de movimiento, de desplazamiento.
Unidad: La relación de las partes con el todo de manera que nada deba quitarse o añadirse.
Centralidad: Organización del espacio alrededor de un centro que crea atracción hacia él. No tiene porqué ser necesariamente el centro físico, sino que es el centro focal.
Equilibrio: Relación de complementariedad entre los elementos de una composición. Dos tipos de equilibrio: equilibrio estático y equilibrio dinámico.
Límite: Es el borde de los elementos de la composición, donde se da un cambio respecto al resto.
Luz: La importancia de la luz recae sobretodo en la posibilidad de resaltar formas, modelar objetos y, en general, conseguir destacar determinados puntos de un espacio.
Contraste: Oposición o diferencia notable entre elementos para producir un efecto dinámico en la composición.
Color: Manifestación cromática de los elementos a usar.
Textura: Acabado superficial de los elementos que participa en la percepción final de la arquitectura
Proporción: Relación armónica de las dimensiones según unas determinadas reglas establecidas.
Escala: Relación entre el tamaño del edificio con respecto al tamaño del ser humano. Dimensionamiento referido a una unidad seleccionada.